Son la amatista y el circonio
las piedras del amor y el odio.
Por ningún motivo en especial,
tan solo riman, nada más.
Cientos de coños de orangutanes
depilados por proxenetas vietnamitas
claman auxilio a sus compadres
mientras la escasa selva se marchita.
No me queda tinta en el boli
o igual solo va mal.
Oigo lamerse a Boris,
puto perro que asco da.
No hay comentarios:
Publicar un comentario