martes, 10 de junio de 2014

5:46 a.m


Son la amatista y el circonio
las piedras del amor y el odio.
Por ningún motivo en especial,
tan solo riman, nada más.

Cientos de coños de orangutanes
depilados por proxenetas vietnamitas
claman auxilio a sus compadres
mientras la escasa selva se marchita.

No me queda tinta en el boli
o igual solo va mal.
Oigo lamerse a Boris,
puto perro que asco da.

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